sábado, 19 de febrero de 2011

EL PODER Y LAS PROTESTAS


Una crisis es un hito que marca los cambios sociales en la historia de los pueblos. Esta crisis hará que el mundo sea distinto, seguramente mejor, aunque la realidad siempre aparece muy distorsionada. Sin ir más lejos, en el mundo árabe el pueblo clama por gozar de libertades y democracia, pero la esperanzadora visión de los acontecimientos se torna amarga a muchos que descubren que Mubarak era un sátrapa que llevaba 30 años gobernando con nuestra complicidad. Mubarak era uno de los muchos hijos de puta que los americanos con el paliativo de "ser nuestro hijo... de puta".
Y es que en el fondo lo único que importa para los gobernantes del mundo es el poder. Para ellos, que buscan alcanzar el máximo de poder, la democracia sólo es una sería de reglas, como son las mismas leyes, para convivir pacíficamente. Pero no existe mayor interés en exportar estas reglas a otros países, si lo que ambicionamos poder obtener de estos países lo conseguimos con más garantía manteniendo a sátrapas amigos al mando de gobiernos autoritarios. Por tanto, no debería sorprendernos que en estos pueblos se haya instalado un resentimiento hacia occidente y exista un riesgo de caer en una nueva situación de autoritarismo, pero ahora rebelde hacía nuestros intereses.

Pero como he dicho, soplan vientos de cambios, y nadie debería de quedarse de mero espectador cuando se está jugando el futuro. Para entrar en la más palpable actualidad, la del paro, del cierre de empresas, la de los recortes salariales, etc. Todo esto tiene unos responsables y en justicia deberían de pagar el coste de la crisis; pero, ante todo, lo que no podemos es resignarnos a que todo el sistema quede igual y el orden económico siga al dictado de los mismos responsables de estos efectos. No son los números de la macroeconomía lo más importantes ni pueden ser los millones de parados meras victimas colaterales de los ajustes del mercado. Todos somos responsables en nuestra aportación a la sociedad y se nos castiga por daños tan graves porque, cometiendo todos errores, ponemos nuestro mayor esfuerzo en reducirlos aprendiendo de la experiencia. Así lo hace cualquier profesional, desde el médico o ingeniero al camarero o obrero. De igual forma deben ser responsables los que tienen el poder en las finanzas y la política.
La otra parte de esta crisis, es el hilo común de todas las protestas del mundo. Nos rebelamos contra el poder de los gobiernos para exigirles que miren por el pueblo. Incluso en las democracias occidentales, los gobiernos se saltan todas las barreras éticas para perpetuarse en el poder. No digo que un partido pueda gobernar 30 años, sino que una camarilla perpetre el atentando contra la separación de poderes de asaltar toda la administración y coloque a sus familiares y amigos y permanezcan los mismos toda su vida en los puestos del poder mientras compra voluntades y reprime las posibles críticas tachándolas de fascistas.
Pero el pueblo mayoritariamente permanece sin creer lo que ocurre, pues el sistema lo adormece. Aunque el paro sea igual al de la Alemania que condujo al nazismo. Porque, el gobierno permite y promueve todo tipo de irregularidades que callan bocas con el dinero público.
Estos regímenes, como el andaluz, han olvidado, como corresponden a un buen régimen, la separación de poderes, el respeto a las leyes y a la Constitución Española. Ni que decir tiene que no ocultan su parco espíritu democrático y escasa confianza en el pueblo andaluz, pues su actitud agresiva solo es el reflejo del miedo que parecen tener a unos ciudadanos pacíficos que protestan legítimamente por sus derechos y los del común de la ciudadanía.

El miércoles 16 de febrero pasará a ser el día de la infamia para los empleados públicos. No sólo en el parlamento de Andalucía se consumaba el crimen de politizar la administración para uso y beneficio de un partido sino que descaradamente se intentaba callar la boca a los empleados públicos.
La imagen de Andalucía es conveniente ponerla en comparación con la del Estado de Wisconsin. En el diario El País, aparece una fotografía que recuerda las primeras protestas en Torretriana. Los empleados públicos en las escaleras intentan impedir el paso a los senadores ataviados con camisetas rojas y portando carteles improvisados confeccionados a mano, con señales de STOP como aquel histórico de los madrileños republicanos "¡no pasarán!".
Intentaban impedir una ley que pretendían aprobar los republicanos y que recortaría sus derechos sindicales. Para impedirlo, no tuvieron mayores problemas para tomar el capitolio el mismo día de la votación.
¡Por las libertades sindicales! Qué separados estamos de ese estado de la Unión.
Aquí las diferencias:
• Los empleados públicos no defienden libertades sindicales, muy al contrario, los sindicatos y singularmente UGT y CCOO nos han abandonado para ayudarles a hacer el caldo gordo al Gobierno y al Partido Socialista que gobierno desde hace tres décadas con fondos de reptiles y demás podredumbre en los que UGT es singularmente cómplice, especialmente en lo tocante a la administración paralela.

• Los empleados públicos no hemos ni planteado entrar a protestar en el Parlamento. De hecho ya hubo una intención de que un líder sindical intentará entrar en el patio para colocar una pancarta y fue reprimido con violencia.

• Lo que si queríamos era manifestar nuestro descontento por la reordenación del sector público y para ello solicitamos como es preceptivo autorización a la Subdelegación de Goobierno para congregarnos a las puertas del Parlamento. La respuesta fue intentar acallarnos impidiéndonos ocupar la vía pública y prohibiendo el uso de pitos y demás instrumentos. ¡Vaya defensor de las libertades públicas! Finalmente, hubo que poner un recurso ante el TSJA para que nos dieran la razón. Aunque finalmente 20 furgonetas de policías antidisturbios nos impedirían protestar en la vía pública, quedando separados los manifestantes en los márgenes. Sin que, igual que en el resto de las ocasiones, hubiera ningún enfrentamiento con los compañeros policías. Ejemplo de civismo de los empleados públicos y opositores que contrasta con el de su señoría que pagamos a través del Gobierno de Zapatero.

miércoles, 16 de febrero de 2011

PERVERSIÓN SINDICAL


Miércoles, 16 de febrero de 2011. Día de la infamia.


“En el día de hoy, cautiva y desarmada la función pública, ha alcanzado la tropa psocialista sus últimos objetivos políticos: La politización total de la administración pública.”

Este podía ser el parte en el modo habitual del PSOE y UGT frentista y guerracivilista usado por la casta del que ha devuelto a Andalucía al oscuro pasado rancio y tópico de los señoriítos en su cortijo. Solo que los señoriítos ahora dicen ser de izquierdas.

No es de extrañar que usen continuamente la patente de corso de la Guerra Civil, su aberración es muy grande; pero ninguna aberración puede superar a una Guerra Civil. Lanzar a diestro ( y sobre todo a siniestro) gratuitamente el insulto de tardofranquista y fascistas sobre los funcionarios es más que un abuso del lenguaje, es una manifestación de quien se cree con el derecho de pernada del solar andaluz, de poseer a su antojo y para provecho de los suyos el cortijo.

El ejercito sublevado contra el orden constitucional tiene el poder, según creen todo el poder.

A partir de ahora, los empleados públicos que sigan luchando quizá se sientan desamparados, como los maquis aislados en los lugares más perdidos. Pero la resistencia continúa.

Lamentablemente no hay nada más, un grupo de defensores de la legalidad en sus trincheras. El pueblo sestea mientras se consuma a diario la apropiación de lo público.

Ya es un milagro ver la manifestación de miles de empleados públicos indignados gritando. Mientras, los medios afines al régimen intenta mantener al pueblo andaluz en el engaño rutinario, lanzando cortinas de humo.

La ocupación de la función pública ha sido un proceso largo. Ahora hay lloros, de funcionarios, laborales, de sindicatos de clase y de sindicatos gremiales, de todos los que conformamos la administración general de la Junta . No fuimos capaces de defender la administración, o mejor ¿es que alguien hizo algo en todo este tiempo para impedirlo?

El partido tenía el poder político pero nosotros el deber de defender la legalidad. Y no se hizo. Se dejaron comprar con puestos por artículo 30, de libre designación, y los sindicatos colaboraban en la desarticulación de la función pública buscando el interés propio. Todo el mundo callaba, otorgaba y miraba para otro lado. Nos merecemos esto.

Ahora siento vergüenza ajena al ver el papel de dos sindicatos. Bien les valdría en este momento bajar la cabeza, al menos, y callar. Pues han sido coparticipes de la degradación de la administración y ahora dos de ellos con máximo descaro se apuntan a ser los puntilleros de la administración andaluza atacando a sus únicos defensores.

A la administración andaluza le ha ido creciendo una excrescencia marcada por las siglas UGT. Son entes, fundaciones y empresas en las que nada ha ocurrido, ocurre o ocurrirá sin la participación de este sindicato; una asunción de poder que ha transformado al sindicalismo de clase para beneficiarse, de una forma particularmente perversa, de las arcas públicas.

Ahora, ante el escándalo de los ERE’s se pondrán de perfil como los egipcios. No se puede esconder la basura mucho tiempo sin que huela y la podredumbre salga por los rincones. Qué se puede esperar del sindicato de la estafa de la PSV, del poder sindical omnipresente del sector público. Los sindicalistas de UGT son los manijeros del cortijo, nadie mejor que ellos para saber que se cuece en el escándalo de las prejubilaciones. Están metidos hasta las cejas en todo la estrategia de usurpación de la administración. UGT no es un sindicato de clase, sino de casta, de la casta que maneja el cotarro en Andalucía.

Tras décadas progresando, Andalucía retrocede a su pasado, con el paro a los niveles de un país subdesarrollado, y la masa social acallada por regalías, ayudas y subvenciones. El chocolate del loro repartido entre la mansedumbre mientras los de carné se lo llevan gordo y calentito.

Y desde fuera nos volverán a mirar con desdén, por la baja productividad y por cargos que dicen sin pudor que “el paro beneficia a Andalucía” por eso de recibir subvenciones.

Esta es la perversión más inmoral de todas. En Andalucía muchos se enriquecen con el paro, con los millones de subvenciones para cursos, con los despidos de trabajadores con la regulación de empleo, y detrás de todo aparece un sindicato sobresubvencionado, un predador de lo público que se pone la piel de cordero para seguir timando a los andaluces.

Felicidades PSOE y UGT, lo habéis conseguido.

A partir de ahora no sólo se desviaran los fondos públicos a la Agencia IDEA, con lo que se encubren prácticas fraudulentas como las prejubilaciones; sino que todo el grueso del presupuesto irá a las Agencias. La codicia no tiene limites, la desvergüenza tampoco.

La lucha no debe terminar, pero el pueblo debe hablar.