jueves, 19 de mayo de 2011

Ingredientes para acabar con la democracia

Pienso en lo que el ciudadano ve a diario.
Crisis económica: alta tasa de paro, subida de precios...
Recortes de derechos sociales: Bajadas o congelación de sueldos y jubilaciones, precariedad laboral, pérdida de la vivienda...
Injusticia social: Aumento de la diferencias sociales entre ricos y pobres, desprestigio de la justicia, desprestigio de las administraciones públicas, privatizaciones, pérdidas de bienes públicos, degradación ambiental...
Corrupción, negación de los abusos, uso de los cargos públicos en beneficio propio y del partido, nepotismo, enchufismo de afiliados y amigos para salvar los controles en las administraciones, falta de transparencia en las cuentas públicas, fondos de reptiles, reservados, ocultos...
Autoritarismo de los gobiernos de izquierda, desafección con los obreros, supeditación de toda la política a la defensa de la banca, grandes corporaciones y los mercados.
Desafección de los sindicatos de izquierda con los trabajadores, apoyo del gobierno en contra del interés público.
Expolio de las arcas públicas: grandes sueldos, enorme gasto institucional en propaganda, comidas, viajes con simpatizantes; dinero para callar bocas de intelectuales, sindicatos, ongs, periodistas; gastos suntuarios, vehículos oficiales, telefonía móvil, visas, creación de entes públicos empresariales y fundaciones para colocar a los amigos, ejércitos de liberados sindicales, administraciones paralelas de enchufados, duplicidad administrativa, cargos públicos ajenos a la administración elegidos sin contar con su capacidad ni eficacia acompañados por equipos de asesores sin mérito ni capacidad...

Todo esto es el punto de partida. Ahora aparece la rebelión de la ciudadanía pidiendo cambios. Y la respuesta a esperar es la negación de la clase política a esos cambios, continuación con el engaño, perpetuación de los mismos en el poder, cada vez más prepotentes, ineptos e inútiles esperando a que escampe el chaparrón pues podría revertirse la crisis y el adormecimiento haría volver el rebaño al redil.
Pero también puede empeorar todo, y aumentar el radicalismo y la lucha social contra el sistema.
En este punto estamos y lo saben. Por primera en estos meses vez vemos preocupado al Partido Popular, que espera recibir al Gobierno de la Nación, pues no es para menos, estos ninis se la pueden liar parda en el poder.
Si la reacción del poder es violenta, la respuesta lo será más aún. A río revuelto se aprovechan los violentos, los nacionalistas periféricos, los centralistas, los extremistas, los integristas, los radicales, los que esperan su momento para atacar la democracia y ¿llevarnos al marasmo del totalitarismo?
Es probable que ya no haya marcha atrás y la indignación suba de nivel. La desesperación de la generación de jóvenes perdida, al llegar a la edad en la que deberían tomar el poder político puede exigir con agresividad: "No queremos nada de lo que nos ofrecéis, no nos vale el sistema que nos ha expulsado, no nos vale vuestra democracia". Quedan dos caminos, hacer el cambio desde dentro con los dos partidos políticos mayoritarios y revitalizar la democracia o resistirse y dejar que sea el mismo sistema político el que traiga el cambio hacía el restablecimiento de la verdadera democracia o... ¿la vuelta al "orden preconstitucional" ?
En esta situación ¿quién apoya a la democracia? Los mercados no van a ayudar nada, son ellos los que nos empujan a esta situación límite (como a Grecia o Portugal) ellos no necesitan de la democracia y probablemente tampoco les beneficia la separación de poderes, el estado social y de derecho, solo la apariencia y la calma, pues no les interesa la corrupción generaliza y el sectarismo que abanderan los líderes políticos más inteligentes y experimentados cuando escalan puestos sobre una red clientelar ruin. En el mejor de los casos, la paradoja de la democracia interna de estos partidos psedodemócratas, podemos encontrarnos con el caso del que asciende gracias al único mérito de no pisar un callo, el mediocre inexperto que sabe esperar su oportunidad a la sombra de los lideres para dar el salto mientras el resto cae en la lucha. Éste, como el colocado a dedo, aupado al poder por "democracia interna" puede ser un títere, un tonto útil para los intereses de unos pocos y colocar a la sociedad en un descontento aún mayor.
La democracia española actual está enferma y la solución desgraciadamente es compleja. Hace falta un nuevo sistema electoral ya, que dé verdadera representación al pueblo, y una nueva Constitución o nos acercaremos peligrosamente al abismo.

DESEADA DEMOCRACIA

Han pasado tantos años desde la caída del régimen autoritario franquista que una buena parte de la ciudadanía no conoce otra forma de gobierno que la actual. Y no se si esto es bueno o malo, dado que aunque para la mayoría de los que vivieron en aquella dictadura esta democracia con sus defectos es preferible, a la juventud puede hastiarle tanto los defectos del sistema que lleguen a plantearse si no sería mejor apoyar a alguien que fuera de la Constitución usara la mano dura para poner orden en tanto desatino político.

Por ello, confieso que me inquieta difundir los múltiples defectos del sistema, pues alguien pudiera pensar que existen soluciones fuera de la democracia o más bien que considero que “esto no tiene arreglo” con el actual estatus constitucional.

A mí alrededor escucho las quejas del ciudadano cada vez más descontento con la clase política, las instituciones, sindicatos, los poderes públicos… Parece que no nos sentimos representados, y lo sentimos así personas que creemos tan firmemente en la bondad de la democracia que estaríamos dispuestos a luchar por defenderla. Pero es precisamente este convencimiento el que nos impulsa por un lado a decir que en esta democracia, algo está fallando. Y en segundo lugar la necesidad de luchar contra esta situación, aún a riesgo de crear desestabilización que pueda dar motivos a los autoritarios, pero como necesaria vía para impulsar cambios que nos reconduzcan a una democracia más plena.

No cabe duda que vivimos tiempos difíciles en todo el mundo. El caso de Andalucía es particularmente penoso, pues a todos los males se añade el de ser la comunidad autónoma con más paro y continuar a la cola del desarrollo en la Europa occidental , el Gobierno andaluz usa la excusa de la crisis para destruir la administración a costa de crear un entramado de agencias públicas con enchufados. Así es que la desgracia se ceba con la retrasada Andalucía de los “señoritos y cortijos” pues se perpetúa el sistema ahora por los que se dicen socialistas.

Pero el ciudadano tan beligerante en los años de la transición ahora muestra resignación. No obstante, volviendo al punto de partida, la mayoría de los ciudadanos no cree en esta clase política. Y lo que es peor, duda de este sistema democrático, dado que no le permite elegir la política de su país. En Francia o Alemania gobierna un partido de corte liberal, y por tanto no es de extrañar su sometiendo a los dictámenes del mercado; pero en España y Andalucía creíamos que gobernaba un partido socialista y obrero.

¿Qué puede hacer ante esto el votante socialista? No puede votar a la derecha, pues el resultado no parece que fuera mejor, aunque ¿cómo va a votar al mismo partido que realiza esta política contraria a los intereses de los socialistas y trabajadores? Y si vota a otro partido, pensará que el sistema electoral hará que su voto se pierda, todo el mundo habla del voto útil, porque nadie habla del inútil o basura. Todos los votos no valen lo mismo.
Así, se es conciente que el no puede decidir ni a sus gobernantes pues en este país las listas electorales nos la preparan los partidos ni la política, pues las dicta el mercado.

“El mercado”… Tenemos la intuición que las ordenes son dadas por los mismos que han creado esta crisis.

Alguien dijo: “Si Gobierna el mercado; entonces ¿para que queremos los gobiernos?”

Lo sé, es una frase envenenada. Pero no es menos cierto que lo que esta pasando es que en un estado en el que la democracia se ha convertido en una patente de corso para la clase política a hora nos vienen los que nadie votamos a imponer autoritariamente a los gobiernos una serie de reformas que a su vez de igual forma son puestas en marcha por el gobierno español. Se olvidan que son servidores del pueblo que les votó y aún del que nos les votó, de todos.

En el caso de Andalucía es palmario que el PSOE no mira por los intereses comunes de su Andalucía, colocará a miles de enchufados de sus empresas públicas a vivir con sueldos de la administración de por vida, frustrará las aspiraciones de miles de jóvenes opositores que no podrán acceder por mérito a ser funcionario público, colocará a los suyos en la toma de decisiones y dejará a los funcionarios independientes apartados de toda toma de decisiones técnicas o del control legal de las mismas, frustrando asimismo su carrera profesional. Todo esto con el agravante de que pueden perder las elecciones y dejarán esta situación en manos del Partido Popular y luego se quejarán de que Andalucía se maneje como un cortijo…

Democracia y apropiación de lo público

Ud. afirma que, en cada agresión a la naturaleza, la democracia se debilita, se arrodilla…

La mejor manera de medir el funcionamiento de una democracia es mirar como distribuye los bienes de la tierra, los bienes comunes, que pertenecen a todo el mundo: el aire, el agua, la vida salvaje, los ríos, los árboles, los terrenos públicos, los recursos compartidos por la sociedad; si permite que estos bienes sean capturados por unas pocas corporaciones o entidades poderosas y favorecidas, o si en cambio los mantiene en manos de la gente. El primer acto de una tiranía son los esfuerzos de las entidades poderosas que actúan desde dentro del sistema o las grandes corporaciones para privatizar los recursos y propiedades públicos, … para robar la tierra de todos y así enriquecerse, para permitir que unos pocos se hagan ricos a costa de empobrecer a los demás y para corromper la democracia al mismo tiempo. Siempre que veas la usurpación, la posesión a gran escala del medio ambiente, verás también la subversión de la democracia. Verás la destrucción del proceso público, en el que la gente pierde su voz, verás cómo se distribuyen las propiedades públicas, verás cómo desaparece la transparencia en el gobierno, verás cómo son capturadas las agencias que supuestamente deben protegernos de la contaminación y verás la corrupción de los oficiales públicos. En otras palabras, la subversión de la democracia, siempre va acompañada de una apropiación a gran escala del medio ambiente. El cien por cien de las veces.

(Extraido de la entrevista de Eva Terol a Robert F. Kennedy Jr.,
de la revista Integral.)