miércoles, 24 de octubre de 2012

El parecido y la realidad.

La sociedad del consumo se ha convertido en una suerte de juego del timo, un lugar en el que ganar es cuestión de ser listo. Las leyes, esas que emanan del pueblo, a veces parecen estar medidas para dejar la ventaja a los poderosos y la indefensión al pueblo. Será porque las leyes no emanan del pueblo sino del mismo poder económico, de esos señores que no sé si son inteligentes pero de listos... mucho saben. Podría hablar de los abusos de las grandes compañías de telefonía o lo más sangrante ahora mismo, la banca. Pero prefiero ir a cosas sencilla, como los alimentos. El etiquetado no dice siempre el contenido, si lo que se permite aquí se permitiera en ciencia o tecnología aún estaríamos en las cavernas. Veamos, el zumo de naranja embotellado de toda la vida era... mentira. Bueno eso ya lo sabíamos que le llamábamos "zumo" al "néctar". Claro que luego te quedas pensando ¿qué es ese néctar? Pero pongámonos en el momento actual. Sobre mi mesa hay una botella de zumo de uva, bueno eso creía hasta que se lee: "procedente de concentrado". Ah! Muy bien, ahora ¿qué es el concentrado? Hace tiempo la leche de vaca era leche, sin más. Luego alguien nos hizo dudar. ¿Acaso decir "leche" es como decir una marca comercial? Si lo que nos venden como leche no es exactamente lo que sale de vaca, ¿entonces porque no lo llaman de otra manera? Recordaré como una conocida política con hija celiaca descubrió que en la leche, ¡había gluten de los cereales! La defensa que hacen de los consumidores nuestros legisladores parece ser un tanto distraída (me muerdo la lengua). Hay algunos productos emblemáticos de España a los que quitarles calidad es más que ofender al pueblo, es perjudicar la marca de nuestros productos en los mercados más exigentes, y a la imagen de calidad de nuestros productos como: ciertas conservas, el aceite de oliva o el jamón ibérico. El aceite de oliva es como una mancha en la historia reciente de España, de lo que pudo ser y finalmente fue. ¿Qué pasó por España, que pasó entre nuestros gobernantes, desde que empezó a fomentarse el aceite industrial? ¿Qué fue del síndrome de la colza? ¿Qué se hizo por el sector, por la seguridad alimentaria, por la calidad? En todos los pueblos se consumía el aceite de oliva de la almazara, luego empezamos a comprarlo embotellado de las multinacionales y sí, claramente ponía que aquello era "aceite de oliva" aunque estaba tan insípido que la gente empezó a pensar que para lo que costaba era mejor comprar aceite de semillas. A día de hoy ¿cuánta gente sabe que significa aceite de oliva virgen? Y allí habrá bachilleres y señores y señoras licenciados que siguen sin saberlo. Del asunto de los productos ibéricos, casi prefiero no hablar, pues me parece una estafa descomunal. Propongo que la carne de ternera, de vaca lechera vieja, la de pollo, la de caballo, burro y la de cordero a partir de ahora se llamen igual: carne. Que ya todos los aceites sean sólo "aceite" para que no haya discriminación, no se sientan ofendidos los exportadores de aceite de palma. Y los cochinos serán todos cerdos, así, el mercado será más simple, quizá llegue un día en que todas las marcas sean iguales o sólo haya una marca. Tal vez sólo haya hamburguesas de "carne" o "vegetarianas" lleven lo que lleven, pues hay que dar salida a los restos que no se van a poder vender. Así, todo picadito no se ve el origen, eso sí en los restaurantes caros seguirán existiendo esas delicatesen que ahora llamamos solomillo o entrecot, aunque esto también es adulterable, ya sea vía genética, enzimática o ya veremos... que las mentes pensantes por los negocios piensan más que las mentes pensantes por la ciencia. No se inquiete pero, recuerde, hay más gente y dinero dedicado para pensar como timarle que dedicados a curar las enfermedades.

sábado, 28 de julio de 2012

SERVIRSE DE LO PÚBLICO

Siempre he mantenido que no se podía sostener la idea de que en España "todos los políticos son iguales", ya saben a que "virtudes" me refiero. Es cierto que personajes desvergonzados usan lo público para provecho propio, eso es aquí y en cualquier democracia; pero siempre he creído que existen muchas personas que se entregan a sus ideales democráticos de forma desinteresada y que son estas personas las que han conseguido el progreso social, esos logros de los que ahora se habla tanto de recortar. No es que quisiera no caer en el pesimismo, en el vicio de verlo todo negro; sino que pretendía ser moderado en mi planteamiento, ya que la experiencia nos enseña que incluso entre la mierda salen flores. La cuestión es que ahora, en la que por mi trabajo dispongo de más información de primera mano que la mayoría de los ciudadanos de este país, se me acaban los argumentos para defender a los políticos. Las pruebas en contra son abrumadoras. Sinceramente, desde mi posición como funcionario de carrera en la Administración Andaluza, me pregunto continuamente como puede todo estar tan mal. Me siento preso de una especie de grotesca pesadilla, pues todo lo que hace nada era absurdo, ahora es realidad. ¿Dónde está el sueño de la soberanía popular que nos traía la democracia? ¿La igualdad de oportunidades? ¿El triunfo de la justicia, del merito por el esfuerzo y capacidad y no por casta, herencia o padrino? Recuerdan el complejo del sur... El sueño de sentirnos verdaderamente europeos... ¡jajaja! ¿Verdad que tiene gracia? Lo de Andalucía es muy doloroso para mí, pues quienes gobiernan han recibido mi voto muchas veces; y ahí están, de izquierdas de boquilla, únicamente dan muestras de estar preocupados en lo suyo. De los sindicatos de clase; prefiero no decir nada, ya lo he dicho todo y me dan nauseas. Aunque puedo hablar con más conocimiento de esta Andalucía arrebatada por una casta de nuevos señoritos, sé que igualmente o parecido ocurre en otras comunidades, diputaciones, ayuntamientos... Y qué decir del Parlamento Nacional, de sus entregadas señorías. Del gobierno anterior y el actual, de la derecha e izquierda. Si parece igual a quien votes. Fíjense en los "comunistas revolucionarios y radicales" de Izquierda Unida como "están cambiando" las cosas en Andalucía. Una Andalucía en la que en su primer estatuto autonómico exponía objetivos básicos (art. 12) como: facilitar la participación de todos los andaluces en la vida política; la consecución del pleno empleo en todos los sectores de la producción y la especial garantía de puestos de trabajo para las jóvenes generaciones de andaluces; la justa redistribución de la riqueza y la renta; o el desarrollo industrial, como fundamento del crecimiento armónico de Andalucía. Alcanzado los objetivos, solo hace falta ver las estadísticas para ver el gran éxito logrado, se superaron a sí mismos con un nuevo estatuto, que básicamente se parece más una ley orgánica del funcionamiento de la administración andaluza que una carta de buenas intenciones. Ahora los objetivos políticos están más definidos, lo importante no es la gente de Andalucía, es su solar, el cortijo. La identidad andaluza no está en su cultura sino en sus competencias ¿no? Repito, esto no ocurre aquí y con estos gobernantes solamente. Por eso llego a la triste conclusión que se ha generalizado en este país un tipo político que actúa como clan, familia o casta que busca convertir a las administraciones públicas en instrumento para su provecho. Hasta el extremo de que ya casi no hay funcionario que pueda tomar una puñetera decisión por muy técnica que sea, si no ha sido puesto a dedo; cuando no ocurre, que la decisión viene de personal externo no funcionario como son las nuevas agencias. Por eso mantienen el concurso de méritos paralizado desde hace más de un año, para colocar a dedo a su gente allí donde haga falta, mientras se pasan por el arco del triunfo decenas de sentencias que recurren a base de gastar dinero público para ganar tiempo; así pasan las legislaturas hasta que la justicia les obliga a rectificar, y entonces vuelta a empezar, se sacan otro decreto y nuevamente hacer lo que les da la gana. Así consiguen mantener a su antojo casi toda la administración: su personal y su presupuesto. No se trata de individuos corruptos, de cuatro golfos como decían del asunto de los ERE, está todo planificado desde las estructuras de los partidos que gobiernan o pueden gobernar. Es en las juventudes de estos partidos en donde se generan estos personajes incultos, soberbios y sectarios incapaces de reconocer sus errores y obsesionados con alcanzar el poder; es la aberración de la democracia, al permitir que estos ninis puedan empezar una carrera mucho más segura y lucrativa que cualquiera que se estudie ahora en la universidad, porque aquí la política se ha convertido en una profesión vitalicia. ¿Y cuáles son los valores que se tienen en cuenta para colocar a estas jóvenes promesas? Lo diré de esta manera: las contrarias a las que marca la Constitución para el acceso a funcionario de carrera en este país. Más claramente, la familia natural y aún más la política (nunca mejor dicho) ya que como en la mafia se asegura la obediencia al padrino. Lo que ocurre después es que estos colocados van multiplicándose, ya que el colocado busca colocar a su esposa, a sus hermanos, sobrinos... pues la vida está muy mal y el joven que tiene la suerte de poder trabajar sólo puede aspirar a hacer muchas horas y aguantar mucho para tener en el mejor de los casos un sueldo de poco más de 1000 euros. Incluso sus propios hijos que pueden ir a buenos colegios y formarse en las mejores universidades no podrán sustraerse de la ayuda de papá partido, ya que hay mucha gente bien formada y brillante que cobra sueldos inferiores a los 2000 euros al mes y así no se puede llevar la vida de papá. Además del gusto que da el que un coche oficial te recoja en casa, que te traten con sumo respeto gente muy importante, esas grandes comidas pagadas con erario público, esos regalitos de navidad, la continua adulación de míseros y rastreros funcionarios en busca de un puesto de libre designación por tener un poco más de sueldo o vete a saber por qué, con natural arrogancia poder de dar y quitar derechos, autorizaciones o subvenciones a quien te plazca olvidando la normativa y desprecio al principio de igualdad de trato en la Administración. Aún así, hay algo mejor: el Public Self-Service. Una empresa pública con sueldos aún superiores y absoluta discrecionalidad en los fondos, eso sí que es un gustazo. Son una casta, que cada vez se parece más a una mezcla entre la "cosa nostra" y la nobleza del antiguo régimen, ya incluso se casan entre ellos. ¡Ah... la familia! Las sentencias en Andalucía contra la reordenación de la administración repiten contundentemente qué sienten ellos hacía el estado de derecho: desprecio total y absoluto. Desprecio a los principios de igualdad, del mérito objetivo, de la capacidad y de los principios democráticos. ¿Estoy exagerando? ¿Qué pesa más, lo que veo o lo que me cuentan? Por eso digo que me siento muy mal, porque no sólo no quiero creer lo que ven mis ojos a diario en la administración, es que soy consciente de que la generalización de la crítica desprestigia al país y deteriora más aún nuestra democracia. Pero en el momento actual siento más bien que ni la algarada callejera de los radicales, ni la crítica severa y generalizada a diario contra toda la clase política, estamentos, instituciones públicas o nuestra democracia; nada, de lo que sale de un pueblo que revienta puede ser peor que seguir por la dirección a que nos lleva esta casta. De seguir así, vamos caminos al abismo. Ojalá gente sensata en los partidos mayoritarios consigan de una puñetera sentarse a dialogar y juntos sacar al país adelante por encima de sus intereses de partido ¿es tan difícil? Si esto no ocurre, no va a ser el pueblo el que estalle en el desorden civil y la anarquía. Ojalá fuese así como único antídoto, antes serán ellos con su sectarismo los que nos arrastrarán al enfrentamiento, los unos contra los otros, como ya ha ocurrió en otras ocasiones hasta terminar de arruinar la España democrática y moderna tan anhelada por nuestros padres. La única esperanza para mí, que a diferencia de nuestros políticos puedo estar equivocado, está en que personas moderadas de cualquier ideología, sepamos captar a más y más gente para que cambien a estos partidos políticos o surjan otros verdaderamente democráticos y se cambie de una puñetera vez esta Constitución para que podamos realmente votar a quien queramos que nos represente y no quien quiera la casta política que, no se me olvide, ya paso además a gobernar la banca y el capital ¿o ha sido al contrario? Antes pasaban a la política los capitalistas; ¿terminarán muchos ninis de izquierda, de sindicato de clase, acomodados en las multinacionales? Quizá confundan la internacional socialista con la globalización capitalista.