sábado, 28 de julio de 2012

SERVIRSE DE LO PÚBLICO

Siempre he mantenido que no se podía sostener la idea de que en España "todos los políticos son iguales", ya saben a que "virtudes" me refiero. Es cierto que personajes desvergonzados usan lo público para provecho propio, eso es aquí y en cualquier democracia; pero siempre he creído que existen muchas personas que se entregan a sus ideales democráticos de forma desinteresada y que son estas personas las que han conseguido el progreso social, esos logros de los que ahora se habla tanto de recortar. No es que quisiera no caer en el pesimismo, en el vicio de verlo todo negro; sino que pretendía ser moderado en mi planteamiento, ya que la experiencia nos enseña que incluso entre la mierda salen flores. La cuestión es que ahora, en la que por mi trabajo dispongo de más información de primera mano que la mayoría de los ciudadanos de este país, se me acaban los argumentos para defender a los políticos. Las pruebas en contra son abrumadoras. Sinceramente, desde mi posición como funcionario de carrera en la Administración Andaluza, me pregunto continuamente como puede todo estar tan mal. Me siento preso de una especie de grotesca pesadilla, pues todo lo que hace nada era absurdo, ahora es realidad. ¿Dónde está el sueño de la soberanía popular que nos traía la democracia? ¿La igualdad de oportunidades? ¿El triunfo de la justicia, del merito por el esfuerzo y capacidad y no por casta, herencia o padrino? Recuerdan el complejo del sur... El sueño de sentirnos verdaderamente europeos... ¡jajaja! ¿Verdad que tiene gracia? Lo de Andalucía es muy doloroso para mí, pues quienes gobiernan han recibido mi voto muchas veces; y ahí están, de izquierdas de boquilla, únicamente dan muestras de estar preocupados en lo suyo. De los sindicatos de clase; prefiero no decir nada, ya lo he dicho todo y me dan nauseas. Aunque puedo hablar con más conocimiento de esta Andalucía arrebatada por una casta de nuevos señoritos, sé que igualmente o parecido ocurre en otras comunidades, diputaciones, ayuntamientos... Y qué decir del Parlamento Nacional, de sus entregadas señorías. Del gobierno anterior y el actual, de la derecha e izquierda. Si parece igual a quien votes. Fíjense en los "comunistas revolucionarios y radicales" de Izquierda Unida como "están cambiando" las cosas en Andalucía. Una Andalucía en la que en su primer estatuto autonómico exponía objetivos básicos (art. 12) como: facilitar la participación de todos los andaluces en la vida política; la consecución del pleno empleo en todos los sectores de la producción y la especial garantía de puestos de trabajo para las jóvenes generaciones de andaluces; la justa redistribución de la riqueza y la renta; o el desarrollo industrial, como fundamento del crecimiento armónico de Andalucía. Alcanzado los objetivos, solo hace falta ver las estadísticas para ver el gran éxito logrado, se superaron a sí mismos con un nuevo estatuto, que básicamente se parece más una ley orgánica del funcionamiento de la administración andaluza que una carta de buenas intenciones. Ahora los objetivos políticos están más definidos, lo importante no es la gente de Andalucía, es su solar, el cortijo. La identidad andaluza no está en su cultura sino en sus competencias ¿no? Repito, esto no ocurre aquí y con estos gobernantes solamente. Por eso llego a la triste conclusión que se ha generalizado en este país un tipo político que actúa como clan, familia o casta que busca convertir a las administraciones públicas en instrumento para su provecho. Hasta el extremo de que ya casi no hay funcionario que pueda tomar una puñetera decisión por muy técnica que sea, si no ha sido puesto a dedo; cuando no ocurre, que la decisión viene de personal externo no funcionario como son las nuevas agencias. Por eso mantienen el concurso de méritos paralizado desde hace más de un año, para colocar a dedo a su gente allí donde haga falta, mientras se pasan por el arco del triunfo decenas de sentencias que recurren a base de gastar dinero público para ganar tiempo; así pasan las legislaturas hasta que la justicia les obliga a rectificar, y entonces vuelta a empezar, se sacan otro decreto y nuevamente hacer lo que les da la gana. Así consiguen mantener a su antojo casi toda la administración: su personal y su presupuesto. No se trata de individuos corruptos, de cuatro golfos como decían del asunto de los ERE, está todo planificado desde las estructuras de los partidos que gobiernan o pueden gobernar. Es en las juventudes de estos partidos en donde se generan estos personajes incultos, soberbios y sectarios incapaces de reconocer sus errores y obsesionados con alcanzar el poder; es la aberración de la democracia, al permitir que estos ninis puedan empezar una carrera mucho más segura y lucrativa que cualquiera que se estudie ahora en la universidad, porque aquí la política se ha convertido en una profesión vitalicia. ¿Y cuáles son los valores que se tienen en cuenta para colocar a estas jóvenes promesas? Lo diré de esta manera: las contrarias a las que marca la Constitución para el acceso a funcionario de carrera en este país. Más claramente, la familia natural y aún más la política (nunca mejor dicho) ya que como en la mafia se asegura la obediencia al padrino. Lo que ocurre después es que estos colocados van multiplicándose, ya que el colocado busca colocar a su esposa, a sus hermanos, sobrinos... pues la vida está muy mal y el joven que tiene la suerte de poder trabajar sólo puede aspirar a hacer muchas horas y aguantar mucho para tener en el mejor de los casos un sueldo de poco más de 1000 euros. Incluso sus propios hijos que pueden ir a buenos colegios y formarse en las mejores universidades no podrán sustraerse de la ayuda de papá partido, ya que hay mucha gente bien formada y brillante que cobra sueldos inferiores a los 2000 euros al mes y así no se puede llevar la vida de papá. Además del gusto que da el que un coche oficial te recoja en casa, que te traten con sumo respeto gente muy importante, esas grandes comidas pagadas con erario público, esos regalitos de navidad, la continua adulación de míseros y rastreros funcionarios en busca de un puesto de libre designación por tener un poco más de sueldo o vete a saber por qué, con natural arrogancia poder de dar y quitar derechos, autorizaciones o subvenciones a quien te plazca olvidando la normativa y desprecio al principio de igualdad de trato en la Administración. Aún así, hay algo mejor: el Public Self-Service. Una empresa pública con sueldos aún superiores y absoluta discrecionalidad en los fondos, eso sí que es un gustazo. Son una casta, que cada vez se parece más a una mezcla entre la "cosa nostra" y la nobleza del antiguo régimen, ya incluso se casan entre ellos. ¡Ah... la familia! Las sentencias en Andalucía contra la reordenación de la administración repiten contundentemente qué sienten ellos hacía el estado de derecho: desprecio total y absoluto. Desprecio a los principios de igualdad, del mérito objetivo, de la capacidad y de los principios democráticos. ¿Estoy exagerando? ¿Qué pesa más, lo que veo o lo que me cuentan? Por eso digo que me siento muy mal, porque no sólo no quiero creer lo que ven mis ojos a diario en la administración, es que soy consciente de que la generalización de la crítica desprestigia al país y deteriora más aún nuestra democracia. Pero en el momento actual siento más bien que ni la algarada callejera de los radicales, ni la crítica severa y generalizada a diario contra toda la clase política, estamentos, instituciones públicas o nuestra democracia; nada, de lo que sale de un pueblo que revienta puede ser peor que seguir por la dirección a que nos lleva esta casta. De seguir así, vamos caminos al abismo. Ojalá gente sensata en los partidos mayoritarios consigan de una puñetera sentarse a dialogar y juntos sacar al país adelante por encima de sus intereses de partido ¿es tan difícil? Si esto no ocurre, no va a ser el pueblo el que estalle en el desorden civil y la anarquía. Ojalá fuese así como único antídoto, antes serán ellos con su sectarismo los que nos arrastrarán al enfrentamiento, los unos contra los otros, como ya ha ocurrió en otras ocasiones hasta terminar de arruinar la España democrática y moderna tan anhelada por nuestros padres. La única esperanza para mí, que a diferencia de nuestros políticos puedo estar equivocado, está en que personas moderadas de cualquier ideología, sepamos captar a más y más gente para que cambien a estos partidos políticos o surjan otros verdaderamente democráticos y se cambie de una puñetera vez esta Constitución para que podamos realmente votar a quien queramos que nos represente y no quien quiera la casta política que, no se me olvide, ya paso además a gobernar la banca y el capital ¿o ha sido al contrario? Antes pasaban a la política los capitalistas; ¿terminarán muchos ninis de izquierda, de sindicato de clase, acomodados en las multinacionales? Quizá confundan la internacional socialista con la globalización capitalista.

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